CARTA DE UN MAESTRO
PARA SU ALUMNO
Hola amigo, amigo alumno.
Quiero decirte que contigo he aprendido tantas cosas que en la escuela nunca me enseñaron. Ahí me dijeron cómo conducirte por el camino próspero, barriendo todo el polvo de la ignorancia con la escoba de la buena vocación, para que tus días sean más placenteros y tus manos … y tu conciencia, sirvan para darle un mejor sustento a tu familia… y para que tu comunidad se vaya transformando con el cincel de tus ideas… ¡ y claro, para la realización personal!
Amigo alumno, en la escuela me enseñaron, a que debo forjar en ti, todas esas cualidades que te hagan paradigma de las generaciones venideras, pero nunca me dijeron que tenía que verte como a un hijo, que tenía que preocuparme por tus problemas personales, que muchas veces eclipsan tus emociones. Esas emociones capaces de fabricar monstruos voraces, buscando alimentarse de tu porvenir.
Hoy te pido, me des la oportunidad de que tú y yo seamos buenos amigos, y que entre los dos propiciemos un ambiente de respeto, para que podamos revalorar nuestras condiciones y los roles que nos ha tocado cumplir, con el único afán de que nuestra escuela siga siendo ejemplo de la buena educación.
Prometo respetarte como a un ser humano, apreciarte casi como a un hijo, y a enseñarte como a un alumno; utilizando las herramientas necesarias para que tu estancia en el aula nunca te parezca insoportable. Prométeme que me respetarás como a un ser humano y que me enseñarás tus defectos y virtudes, sin olvidarte que el cariño que te tengo, no te da ningún derecho a gritarme… y sobre todo, a no hacer tus tareas.
También te prometo: no hacer comparaciones entre ustedes, ni mucho menos ridiculizarlos, ya que esto, lejos de entusiasmarte te pondría al borde de la deserción o cuando menos, al rechazo total a la importante participación en el aula.
Prométeme que tú también evitarás cualquier comparación entre tus maestros, aún cuando creas que hay alguno que te parece el mejor. Cada uno de nosotros asume sus propias estrategias, sin embargo, nos reconocemos y nos apoyamos en los de mayor experiencia, para enriquecer nuestro trabajo, y así, intentamos explotar al máximo sus potencialidades…. ¡son ustedes increíbles!
Prometamos juntos respetar a nuestra querida escuela, que nos cobija y nos dota de lo necesario, para que día con día, ustedes sientan que sus sueños están al alcance de sus manos, y nosotros digamos resueltos: ¡qué orgulloso me siento de ser maestro!
Te prometo que el día que me sienta cansado y palidezca mi ilusión por enseñar, cuando ya mi sapiencia se esconda en mi garganta y mis manos no quieran más imantarse a la pizarra, ¡me iré!, antes que todos mis aforismos puedan convertirse en mentiras y mi prestigio de buen educador esté propenso a un pésimo recuerdo.
Prométeme que tu ilusión de aprender, nunca se rendirá, que tu conciencia y tus manos servirán para darle vida a tus utopías y que tus actos serán la inspiración de aquéllos que naufragan en el desánimo y en el dilema de continuar con sus estudios. Prométeme que en cada aprendizaje que adquieras, sentirás más cerca tu meta… ¡Ánimo!
Hasta pronto amigo alumno, gracias por ser muy buena onda.
Atte.
Magaly Villanueva Interián
P.D. Nos vemos en la escuela… y no olvides hacer tus tareas.
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